Nunca se tienen suficientes zapatos


Y sin darnos cuenta ha llegado el buen tiempo por lo que hay que ir renovando el fondo de armario. Mi especialidad es gastar lindens así que me fui con Rocky de compras. Le gusta venirse conmigo  para gruñir a todos con los que se cruza. A los otros perros me los había dejado en casa y es que Rocky es mi consentido. Fuimos a una tienda que tenía un montón de zapatos preciosos, además tenía ropa bastante bonita. Bien así miraré todo de una. La dependienta era una chica bastante guapa, pelirroja, con pecas, ojos verdosos, piel clarita. Era una delicia de mujer. Empecé a probarme zapatos, sandalias, zapatillas, ya que estaba algún pantalón, alguna blusa, más zapatos, más sandalias. Ella se agachaba y me los ponía. Así a mis pies estaba monísima y tenía tentación de agarrar su cabello pelirrojo y darle un fuerte tirón de pelo para acercarle la cara a mi coño.

Cada vez se iban apilando más y más cajas a mis pies. Me gustaban casi todos. Rocky se dedicaba a mirar a la chica y le gruñía de vez en cuando. La chica se ponía nerviosa, igual se imaginaba que no iba a comprar nada al final. Cansada ya de probarle empecé a elegir directamente los que me gustaban, si total me quedaban todos divinos.  Entró un chico a buscar un regalo para su novia, quería reconciliarse con ella, se le veía algo desesperado porque empezó a contarnos su vida, aprovechó que al medio día no había nadie en la tienda y no callaba. La dependienta ponía cara de agobio, pero a mí me encantan las historias de miserias humanas. Le di la tarjeta y pagué todo mientras escuchaba atenta al pobre muchacho. Lo miraba, ponía cara de comprensiva, me pintaba los labios de rosa mientras lo escuchaba atenta, me los humedecía, me colocaba bien las tetas. el chico iba perdiendo el hilo de vez en cuando.

Cagar ya la has cagado, así que o vas con algo que de verdad merezca la pena y apelas a su lado materialista para que te escuche, o si vas con esta mierda te lo va a tirar a la cara. El chico tenía en la mano un jersey de punto, se ve que fue directo porque lo vio de oferta (claro, no es temporada). Se lo quité de las manos y se lo lancé a la dependienta en la cara, era guapa pero sosa. A ver guapo ¿tu comes bien el coño? el chico y la dependienta me miraron sorprendidos.  Si no sabes comer el coño no tienes nada que hacer, si quieres volver con tu novia tienes que hacerle una buena comida de coño y regalarle esto. Dejé un bolso precioso y muy caro sobre el mostrador. El chico dijo que su novia nunca se había quejado. Que no se queje no quiere decir que le guste. Mira esta chica tiene cara de necesitar una comida de coño. La chica dijo que no, que ella estaba bien, le di dos tortas. A ti te va  a comer el chocho ahora y punto. Fui hasta la puerta y di la vuelta al cartel poniendo cerrado. La chica ya no protestó más, ni el chico tampoco. Fuimos los tres al probador y empecé a desnudar a la chica poco a poco mientras el otro se tocaba la polla.

El chico tenía una tremenda erección, mientras yo la sujetaba del pelo, la besaba y lamía su cuello, ese cuello lleno de pecas él se lanzó a su coño como un desesperado. La chica gemía y el chico no era capaz de decir nada, solo tragar y tragar los flujos de la pelirroja. Así no, empujé al chico y le di dos tortas. Hasta mi Rocky lo haría mejor que tú. La chica protestó cuando aparté al inútil de su coño, la pobre estaba tan salida que veía cualquier cosa bien. Le corregí un par de veces más, hay que enseñar a comer bien el coño, nos beneficia  todas. Ella se corrió en la boca del chico como una perra y es que al final, una buena comida de coño le viene bien a todo el mundo. Bien guapo ahora ya estás preparado para tratar de volver con tu novia, agarré su cara de guarrillo inocente y le dí un beso en la mejilla dejándole marcados mis labios. Ya me contarás.

Comentarios

LO MÁS VISTO