Desayunos sin diamantes


Era una mañana gris, el sonido de la lluvia golpeaba mi ventana. No quería abrir los ojos, estaba en ese momento que oyes lo que pasa pero te resistes a dejar ese sueño que cada vez está más lejano. El ritmo del agua precipitándose en el cristal cada vez era más rápido. Miré durante unos instantes como ese agua caía desdibujando las formas de los arboles y de los otros edificios. Me gusta mirar a través de los cristales mojados porque se ve todo diferente, borroso, a manchas, diluido. La mañana era tan gris que los coches que cruzaban por la calle llevaban las luces encendidas. Esas luces cada una de tonos diferentes, unas amarillas, otras de tonos azulados eran la única nota de color fuera en esa calle gris y húmeda.

Me preparé un café,  me senté en mi sillón mientras veía a la gente pasar con sus paraguas grises, la gente no era lo suficiente  atrayente así que me puse a ojear unos libros, tampoco resultaron lo suficiente interesantes para que los siguiese leyendo. Me pinté, me peiné, me puse unos zapatos blancos de tacón y llamé por teléfono al saxofonista repartidor (ver aquí). Siempre creo que le pega mucho un saxofón a un día gris. ¡Vente con el saxo guapo! A la media hora ya lo tenía en casa con su saxo y varios croissants para el desayuno. No será un desayuno con diamantes, pero sí con mantequilla y buen café.  Le enseñé la nueva casa,  se ve que le gustó, tampoco prestaba mucha atención a las cosas. Ya sabía que comía bien el plátano, ahora quería comprobar si sabía tocar el saxo. Le quité la camiseta, el pantalón, le volví a pintar los labios, le besé, le bajé el  boxer, le volví a besar, le agarré los huevos, lo miré, le comí la boca, le acaricié, le lamí la cara, le solté. 

Cogió su saxo, él estaba desnudo y empezó a tocar. Los músculos se le marcaban y su polla estaba dura, por tanto roce y toqueteo. Su música daba color al día gris, su cuerpo, sus brazos, sus pulmones, su aire,... Me senté de nuevo en mi sillón con un café para ver como tocaba. Lo miraba y me mordía el labio, me estaba excitando de verle tocar. Él estaba concentrado en su música pero de vez en cuando me miraba los pezones que se transparentaban a través de la camiseta. Me tumbé en la alfombra para disfrutar de la música, la lluvia y su cuerpo. Cuando me cansé de oírle le lancé un cojín. ¡Ven y tócame otra cosa! Él vino y me tocó hasta el infinito.




Outfit Completo: [Key Style] - ELEGANCE LINGERIE - @XXX Event
zapatos
collar
bodysuit
Sillón y Alfombra (Adult): [The Owl]. HomeMania. Time for Me. Women's Fatpack
Pose de la alfombra

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