Hay que aprovechar las terrazas

Nos habíamos ido unos días a la playa, un apartamento con una gran terraza. Yo me puse una mascarilla de esas que dicen que te dejan la piel como si fuera el culito de un bebé. Mi puta bajó a por cervezas y tabaco, pero tardaba más de la cuenta. Me puse unos rulos, porque quería ir a cenar a un sitio de esos de moda y debía estar monísima. Cuando apareció con provisiones se había olvidado la mitad de las cosas que le había pedido. Sin embargo había traído un montón de cosas inútiles que no le había pedido. 

Le dije que se bajase el pantalón dejando su culo desnudo, la verdad, es que me encanta su culo,  le di unos azotes. Ese color rojizo de sus nalgas me pone a mil. Salimos a la terraza a beber y disfrutar del sol, se veía a los vecinos que estaban también en su terraza. La vecina era muy guapa, unos labios carnosos, mulata, guapísima. El vecino no era tan guapo, pero para algo me podía servir. Mi puta iba  con el culo al aire para que yo pudiera ver las marcas de los azotes. Ellos lo miraron con cierto pudor. Siempre me divierte ver como la gente reacciona a un cuerpo desnudo. Les invité a venir a casa a tomar algo, pero no se les veía muy entusiasmados por  la invitación. Total que pensé que ya que no querían venir a casa me iban a servir de público. Saqué mi satistyer, me senté en la mesa y me abrí de piernas delante de mi putita y los vecinos. Mi puta se puso loca y solo me pedía tocarse mientras yo gemía en la mesa de la terraza. Los vecinos, no sabían si irse o quedarse. Yo tuve un orgasmo rápido y mi puta no paraba de rogar. Le di una torta, pero aún así se tocó sin permiso.

¿Que eres un niño que no entiende un no? Le di un bofetón. Si eres como un bebé, te trataré como un bebé. Le puse unos pañales y un babero. Cuando mi puta se comporta como un niño malcriado, tengo que enseñarle como se comporta una buena putita ya que soy responsable de su educación. Le dije que tenía que mearse en los pañales, ya que se comporta como un bebé, va a ser un bebé. Mi puta me miró extrañado, no era para menos. Bajé a una farmacia y le compré un chupete rosa. Sí, bajé con rulos y mascarilla, si hacemos el show lo hacemos completo. Cuando mi putita me vió con el chupete se rió, me gusta que se tome las cosas con humor. Le cogí del pelo y lo arrodillé, pasé la goma del chupete por sus labios, despacio recreándome en ellos. ¡Chupa! Le metí el chupete en la boca. ¡Ven con mami que va a tomar el sol! Salimos a la terraza y seguían los vecinos en ella. Ahora si que van a flipar, pensé. Le pinté la pierna con mi pintalabios, ya sabéis que me gusta dibujarle cosas por todo el cuerpo.

Me senté en la mesa y me abrí de piernas, llamé a mi putita ¡Ven nene y huele a mami! Levanté mi delantal enseñando mi tanga de encaje. Mi putita vino como loco a oler mi coño, mientras los vecinos se escandalizaban. Le quité el chupete y mirando a los vecinos le dije ¡Chupa el coño de mami! Mi puta se puso loca y hundió su cabeza en mi coño tragando todos mis flujos hasta que me corrí en su boca, llenándole  la cara y la boca de ellos. Él los tragaba como si fuera su comida, con ansia. Gemí y grité mirando a los vecinos que no se iban porque en el fondo eran unos pervertidos. Cuando acabé abracé a mi putita bebé mientras me encendía un cigarro. ¡Mami está muy contenta! Ahora deja tomar el sol a mami y ponte a jugar al lado de esos señores, señalé a los vecinos. El hombre tenía la polla tiesa y ella, bueno ella ponía cara de querer que mi puta lamiese su coño también. Mientras iba hacia ellos mi putita me miró con esos ojos de vicio que me vuelven loca. ¡Bien nene, a ver que haces! Me puse unos pepinillos en los ojos y disfruté tranquilamente del sol. Ya sabéis, hay que aprovechar las terrazas.

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