En la cuneta
Como había sido un éxito mi trabajo en Japón me encargaron otro. Esta vez era un científico que trabajaba en un laboratorio en mitad de la nada. Debía conseguir el prototipo de una bomba que estaba fabricando y acabar con él. En fotos parecía el típico friki gafapasta y medio hipster. Llegar allí no era fácil además había que anular mucha seguridad. Después del periodo de observación previo, decidí que lo mejor era pinchar la rueda de mi coche y esperar que él pasara. Me puse en mitad de la carretera haciendo gestos con la mano para que no me atropellase. El hombre paró y allí estaba yo con cara de ángel en apuros. Salió del coche alterado y mirándome las piernas. Le expliqué mi situación, me hice muchísimo la tonta, ya os imagináis. Al chico le salió el macho que llevaba dentro y se las dio de entendido en coches. Era un simple pinchazo, se veía, pero yo estaba con el capó del motor abierto preguntándole qué había pasado. Él miraba también el motor, se quitó las gafas de sol. La verdad era atractivo, mejoraba mucho respecto a las fotos. Tenía buen trasero, buenas piernas, espalda anchita. Vamos estaba para darle un meneo ahí mismo. Sonreí.
Debía acabar el trabajo cuanto antes pero el chico era muy agradable, me daba mucha conversación y yo llevaba toda la mañana aburrida. Yhesy tienes que cargártelo ya. Me acerqué a él y le olí. Mmmm... olía tan bien. Me subí un poco las tetas y lo miré. Él me miró y como en las películas empezamos a comernos la boca con deseo. Lo empujé a la cuneta y le saqué la polla para restregarla por mis muslos. Lo eché al suelo detrás de la maleza y empezamos a follar como animales. Me metió la polla hasta dentro mientras yo gemía y le apretaba el cuello. Él casi sin respiración estaba como una moto. Aflojé y me lo seguí follando como si hiciese años que no follaba. ¡Córrete! le dije mientras yo me corría en su polla. Se corrió dentro de mi. Lo metí entre mis muslos y lo hice lamer todo. Yhesy acaba ya este trabajo. Miré al semental científico, su cabeza estaba entre mis muslos, su lengua estaba lamiendo mi clítoris, era mi prisionero. Me volví a correr en su boca. No sé a que esperas Yhesy, acaba ya.
Me acerqué a él y le di las gracias. El chico me las dio también mientras yo me volvía a sentar encima de él. Era el momento. Dame la bomba luminosa. El chico se sorprendió y empezó a forcejear conmigo. Dime donde la tienes y te dejaré vivir, así podrás comerme más veces el coño. Él no atendía a razones. Cogí una piedra del suelo. Dame el prototipo y dejaré que te vayas. No quiero matarte, encontrar a alguien que como bien el coño no es fácil. Se ve que le daba igual su habilidad para comer el coño y no me lo quería dar. Le golpeé con la piedra varias veces hasta que lo dejé sin conocimiento. Fui a su coche y miré a ver si tenía algún pase o llave para entrar al laboratorio. No me lo podía creer, allí estaba el prototipo de la bomba de mano. La cogí y salí huyendo de allí. Es una pena que tuviera que renunciar a un comecoños tan bueno por trabajo. Pero así es la vida, la obligación antes que la devoción.
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