Disimulando

 

Me habían invitado a una boda, odio las bodas pero asistí porque era de una amiga muy cercana. Mi amiga se había casado ya veinte veces pero juraba y perjuraba que esta vez había encontrado al hombre de su vida. Como le tengo mucho cariño asistí para poder luego decirle la odiada frase "ya te lo dije".  Nada más llegar a la ceremonia me di cuenta que había un viejo conocido. Era alguien relacionado con mi antiguo trabajo de sicaria. Hacía ya mucho que no me encontraba a nadie de ese mundo. Saqué un abanico del bolso y con disimulo traté de ocultar mi rostro. Lo cierto es que no había muchos invitados y cada vez era más difícil disimular. Cada vez que él se acercaba yo me ponía el abanico delante de la cara y caminaba disimulando hacía otro lado. La comida fue más o menos tranquila pero al acabar todo el mundo se levantó para ir a la bailar, habían contratado una orquesta que tocaba canciones pasadas de moda. 

Sabía que debía irme de allí, así que inventé una excusa, el típico dolor de cabeza. Mis amigas me insistían para que me quedase pero tenía que salir pitando. Cuando estaba a punto de salir me cogieron del brazo. Me giré y era el maldito hombre. Te conozco, me dijo. Le di un empujón. ¡No me toques! haciéndome la indignada. No te conozco de nada. Él volvió a agarrarme. Eres tú, la rubia loca esa. Le abofeteé. ¿Loca? Pues si soy loca no sé porqué te metes conmigo. El asa de mi bolso era un gran alfiler dorado, lo saqué y lo amenacé clavando ligeramente la punta en su cuello. Él hombre se quedó quieto, su respiración era cada vez era más agitada. La punta afilada se clavó en su cuello, era una herida superficial pero empezó a brotar sangre. La sangre se deslizaba por su cuello despacio y mis ojos no podían despegarse de ese rojo. Me acerqué a él para notar su respiración más cerca, me excita sentir como hiperventilan. El hombre estaba confundido, no sabía si tener miedo o ponerse cachondo al notar mi mano sobre su pecho, mano que buscaba sus pezones para pellizcarlos mientras seguía con la aguja amenazando la arteria de su cuello. 

Me acerqué a la sangre y la lamí. Su polla estaba ganando la lucha contra su razón y acabó por despertarse. Miré fijamente a los ojos del hombre mientras deslizaba la enorme aguja por su cuello marcando una gran línea. ¿Crees que la clavaré? le dije agarrando con mi otra mano su polla endurecida. ¡Dime! le dije apretando su polla en mi mano. Él estaba durísimo, le gustaba el peligro. Sí, me dijo. Sonreí. Igual si me pones cachonda no te mato, le dije lamiendo de nuevo su sangre. Ya estás cachonda, dijo entre gemidos. Lo miré a los ojos y sonreí de nuevo. Lo estoy, sí. Ya estoy harta de dsimular. Lo empujé al suelo y me lo empecé a follar mientras seguía clavando ligeramente la aguja en su cuello. Él embestía fuerte y su polla se clavaba tan dentro que con los saltos la aguja le iba haciendo cortes en el cuello. Y me corrí, me corrí tan intensamente que supe que era el momento. Y la clavé, la clavé mientras el hombre se corría dentro de mí y gemía de placer. Y sí, su cuello quedó traspasado por esa aguja enorme y la sangre nos invadió. Huí, como siempre, pero esta vez aunque él y yo sabíamos el final no nos impidió disfrutar del camino.

 

Vestido: [Baiastice] Vjhon Dress (15 colores + 8 bonus fatpack) @ Uber

Poses: [PosEd] - Shopping Fan (con abanico y bolso incluido) - @ marketplace



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