Noche de concierto


Me habían invitado a casa de unos amigos, iban a hacer una fiesta porque era el cumpleaños de uno de ellos. Llegamos y había bastante gente, era en un piso no muy grande. La música estaba muy alta y había bastante bebida. Llevaba ya unos días que no bebía mucho, así que cuando vi la ginebra me lancé al ataque. 

Al estar sirviendo la ginebra se acercó un chico bastante guapo. Me preguntó si podía servirle otra copa. No guapo, ya que llegas,  me la vas a terminar de servir tú. Así que le pasé la botella y le guiñé un ojo para no parecer tan brusca, el chico era guapetón y no había porque asustarle a la primera. Tenía buenos brazos, buen culo pero vestía con bastante mal gusto. Definitivamente estaría mejor desnudo. Nos pusimos a hablar de la fiesta, de la música, de nuestros grupos preferidos, de dónde se compraba esa ropa horrorosa, de si tenía buena polla, esas cosillas de las que habla uno cuando se conoce. 

El chico me informó que su ropa era gratis pero su polla era de las buenas. Las cosas hay que comprobarlas así que le hice desnudarse ahí mismo, se desnudó. Era cierto su polla era de las buenas y además grande, era una pena desaprovechar eso. Por suerte esa fiesta no era con gente remilgada, además había un par de perras callejeras sin dueño. Me acerqué a una, estaba muy guapa, se había puesto un vestido ajustado que le marcaba los pezones y todo. No pude evitarlo y te di un pellizco en un pezón antes de preguntarse si no estaba aburrida. La chica asintió. Pues ven conmigo guapa, vas a pasar un buen rato.

La chica me siguió. Presenté a ambos mientras la gente estaba a lo suyo y cantaban con berridos todas las canciones que sonaban. Le dije al chico que desnudase a la perra. Él la desnudó con cuidado y su polla se puso dura. La gente empezó a mirar a la nueva pareja. La fiesta estaba muy sosa, así que había que dar vidilla. Me acerqué y toqué el coño de la perra para comprobar que ya estaba mojada. Sí, lo estaba. Me giré y le até una goma de pelo al perro en la base de su polla y los huevos. Poneros los dos a cuatro patas. Me acerqué al chico y le azoté el culo hasta que quedó rojo. Me encanta los culitos rojos. ¡Monta a esta perra! a ver si eres capaz de durar dos canciones sin correrte. Él dijo que duraba tres. ¡Ya que duras tanto quiero que las cantes mientras te la follas, sin perder la letra!

El chico buscó a la perra que estaba cachonda perdida solo de ver esa polla tan grande y se la metió. Empezaron a jadear ambos. El resto mirábamos  y escuchábamos el concierto que nos daba el perro. Él cantando mientras la montaba y ella jadeando con cara de vicio y mirando a todos. A mitad de canción casi no se le entendía y solo jadeaba. Me acerqué y me quité el cinturón y le di unos azotes en la espalda al perro para que siguiese cantando. Habíamos bajado el volumen por él y los vecinos no se estaban enterando de concierto. 

Cuando llegó la segunda canción el perro pidió permiso para correrse.  ¿Ya? esa polla tan grande y no es capaz de durar ni dos canciones. Le dije que la sacase y se corriese en la cara de la perra que la pobre tenía sed. Se corrió al sacarla el muy cerdo. Vaya desastre, solo de imaginarlo se había corrido. Todos mirábamos y nos reíamos, venga a lamer el suelo que menuda habéis liado. Los perros lamieron toda la lefa. A la pobre habrá que darle más calidad, se ha quedado a medias. Menos mal que hay almas caritativas y entre dos la usaron a su antojo.




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