Disfrutar del aire libre


Para aislarme del mundo me gusta salir a pasear, Disfrutar del aire, el sol, hacer algunos ejercicios para que no me engorde más el culo. Cogí a los perros y Yodita y nos fuimos a dar un paseo por un lugar precioso y alejado de la civilización. Allí no llegaba nadie, solo se oían los pájaros, el sonido de las plantas al moverse por el viento y los ladridos de Rocky.

En el aire estaba el olor a sal del mar, si te asomabas podías ver un faro y los grandes acantilados. No era un lugar salvaje, pues había una fuente con patos y bancos para poder sentarte a leer, a admirar el pasaje o a besarte si ibas con la compañía adecuada. Como no había nadie me puse a bailar y hacer unos ejercicios. Estaba tan feliz de poder estar alejada de mi casa que no me di ni cuenta de la hora. En mitad de mi baile apareció un chico de la nada. Me di cuenta que me estaba mirando ¿sería un violador? ¿un raro? ¿que hacía aquí?

Los perros le ladraron, el chico me preguntó si había interrumpido algo, pues no, no has interrumpido nada, solo el baile de una loca. Le dije que podía sentarse en uno de los bancos, sonrió. El chico era guapo y llevaba un libro en la mano. Es un intelectual por lo que se ve. Le sonreí y me toqué el culo a sabiendas que al verme hacerlo pondría los ojos en él. Me gusta provocar.  ¿Que lees? le pregunté mientras me acercaba. Me dijo que era un libro de Paulo Coelho, ufff... merece sufrir por leer semejante mierda. Le sonreí y le dije que me encantaba, soy una falsa cuando quiero. Me senté al lado del chico y me arreglé el top. Era muy escaso y se me veían las tetas, él me miró con descaro, yo le sonreí. 

Acerqué mi mano a su pierna casualmente y se la toqué. ¿Vienes mucho a leer aquí? le acaricié la pierna mientras él empezaba a sudar y no sabia que decir exactamente. Sí, me dijo. El chico venía hasta el fin del mundo a leer un libro de Paulo Coelho, sonreí. Él ya no podía mirar el libro, solo notaba mi mano acercarse a su polla. Le abrí el pantalón, el chico se empalmó al instante. Dime guapo y que libro de este hombre te gusta más, le metí la mano dentro del pantalón y le agarré la polla. Ehmmm,... no sabría decirte, atinó a contestar el muchacho mientras tenía su polla en mi mano. ¡Pues dímelo, te lo he preguntado! le ordené dando un pellizco en sus huevos. Él gritó y pegó un salto pero yo no solté sus huevos de mi mano. ¡Que me lo digas, he dicho! el chico me miraba confundido.

El alquimista, logró decir entre gritos. Que básico era, que pena más grande. Le solté los huevos y me reí, el chico no entendía nada, creo que pensaba que estaba loca. Le di un par de tortas en la cara. ¡Eres un cutre y un básico! le dije tirando su libro al agua. Si vas a leer esa mierda mejor que hagas algo de provecho, me puse delante y le acerqué la cabeza a mi coño. ¿Lo hueles? al chico se le puso durísima. Bien pues lame mi coño que aquí no tengo mi satisfyer. El chico se puso a lamer como un perro. La verdad, no lo lamía mal para leer a Paulo Coelho.




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