No te confundas
Muchos cuando me ven vestida con mis ropas rosas se piensan que soy una cándida muñequita. La verdad es que me gusta confundir. Es impagable ver sus caras en ese instante, justo cuando se dan cuenta de lo equivocados que estaban. Ese día me había vestido de rosa, con ropa interior rosa, chaqueta rosa y negra, medias de rejilla, gafas rosas, vestido rosa, vamos que era una fantasía en rosa. Me fui de tiendas, había muchas ofertas por el fin de temporada, las compras son mi debilidad. Cuando estaba en una tienda un hombre trajeado me sonrió. Me gustan los ejecutivos, son mi debilidad, me encanta ponerles a cuatro patas, subirme encima de ellos como si fueran un caballo y usar su corbata como riendas. Bueno me estoy desviando del tema, a lo que iba, el ejecutivo me sonreía y yo le devolvía las miradas poniendo cara de niña inocente. Me fijé que estaba en la sección de ropa interior, querría hacer un regalo o bien era un pervertido, ambas opciones me gustaban. Me acerqué a él con un cojunto de encaje negro en la mano.
Él me miró de arriba abajo y miró las braguitas de encaje. Al pasar me rocé un poco contra él, para provocar ya sabéis. Él me siguió y se puso a mirar unos conjuntos muy infantiles con dibujitos y todo eso. Le eché una mirada intensa y él seguía cogiendo conjuntos de ropa interior de adolescente en su mano sin ni siquiera ojearlos, estaba ahí por mí y se notaba. Se acercó a mí y me rozó el culo con su mano. Que empiece el juego, pensé. ¿Eres un pederasta? solté en voz alta. El hombre enrojeció y soltó lo que tenía en la mano. Es para mi hija, dijo. Ah, vale ¿no sabe comprarse la ropa interior sola? es la sección de adulto, sonreí. Dos señoras que había cerca se le quedaron mirando. El ejecutivo se alejó por la sección masculina. Fui a los probadores a ver como me quedaban algunos trapitos. En la cola estaba él, eran probadores mixtos. Miradas de nuevo, ya sabéis, tonteo. Estaba detrás de mi y cada vez estaba más cerca hasta que noté su polla en mi culo. El hombre jugaba fuerte e iba salido. Me giré y le agarré la entrepierna mirándole a los ojos. ¿Quieres que yo me quede con tu soldadito? apreté mi mano estrujándole los huevos. Gritó, pero yo no solté. ¡Contesta! El hombre dijo que no. Entonces si no quieres que tu polla sea mía ¿por qué me la estás ofreciendo, cerdo? ¡No te confundas conmigo! Solté su polla y me metí en el probador.
Al salir me estaba esperando el ejecutivo para pedirme disculpas. ¿Entonces quieres mi polla para algo? Guapo, yo tengo pollas de sobra. ¿Para qué iba a querer la tuya? dejé caer una bolsa y se agachó a recogerla. Me miró las piernas mientras se iba levantando, cada vez ponía más cara de salido. Le rocé la polla con mi pie ¿entonces me das tu polla o no? Sí, te la doy. Sonreí, que fácil estaba siendo. Nos metimos en su coche y me quité el vestido. ¿Te gusta lo que ves? El ejecutivo se lanzó a mis pechos. No tan rápido guapetón. Le di un tortazo. Llévame a casa guapo. Él se puso a conducir con la polla durísima. Se la saqué y empecé a pajearlo mientras conducía. Él trataba de concentrarse, gemía. No te cambies de carril cerdo. Solté la polla y le di un tortazo. Cuando estaba apunto de correrse paré de golpe y le di un tortazo. ¡Sigue recto! El coche de repente se paró y empezó a echar humo, estábamos en mitad de un puente. ¿Que coño pasa? ¿has quemado el coche? El hombre salió gritando con la polla fuera del pantalón. Uff lo que me faltaba, salí de coche sin el vestido. ¡Yo me voy a casa guapo, ahí te quedas! El de un camión al verme salir en ropa interior me miraba y me gritaba guarradas como si fuera una puta. No te confundas ¡ni con este dedo te tocaría, cerdo! Me alejé caminando en ropa interior por mitad de la calle. Antes muerta que sencilla.
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