En el orgullo, con orgullo

 

 Pues como todos los años me pinté de colorines y me fui a la cabalgata del Orgullo. Banderita en mano y sin bragas (siempre las acabo perdiendo) aparecí dispuesta a ver músculos, tetas y culos duros. Después de un buen rato y varios gintonics tuve que alejarme para buscar un sitio para poder evacuar todo el líquido que había bebido. Iba ondeando mi bandera cuando me agarraron del brazo, lo miré de arriba abajo y era un chico guapísimo con una cámara de fotos. Se ve que me vio la cara de pocos amigos al cogerme del brazo y me soltó enseguida. Le sonreí levente. El chico me preguntó si podía hacerme una foto, accedí. Halagó mi pelo, mi maquillaje, mis piernas, todo. Le dije que era todo de oferta pero no había ido al Orgullo a hablar de ropa. Él me siguió disparando hasta que me cansé de posar. ¡Vente conmigo guapo! Lo agarré de la cámara que llevaba colgada al cuello y o arrastré detrás de mí en busca de un bar para ir al servicio.

Entramos en uno que estaba muy lleno. ¿Eres gay? le pregunté mientras hacíamos cola. No, me dijo. Lo miré detenidamente y cada vez me parecía más atractivo. Cada vez que salía alguien del servicio nos tocaba rozarnos. ¿Eres lesbiana? me preguntó. No, no lo soy. ¿Transexual?... Me reí. No, no lo soy. ¿Bisexual? volvió a preguntar, lo miré a los ojos. Te vas acercando guapo. Entre preguntas y miradas nos tocó entrar al wc. Entra conmigo,... a ver si me van a violar. El chico entró mientras yo estaba meando. Le daba vergüenza mirar como caía el chorro de orina, pero de vez en cuando se le escapaba una mirada fugaz. Cuando acabé me di cuenta que no llevaba bragas y no había papel. Nos acabamos de conocer pero tengo que limpiarme el coño, le dije. Cogí la bandera que él aguantaba en su mano y me limpié mientras lo miraba a los ojos. Sus dedos se humedecieron a través de esa bandera. Vi como un bulto que crecía en su entrepierna. Me acerqué a él y le acaricié para hacer que ese bulto creciera. Te ruborizas enseguida guapito. Su polla estaba poniéndose dura de tanto roce y mi coño cada vez más húmedo. 

Le bajé los pantalones y empecé a rozar el palo de la bandera por su culo. Lo azoté, el gritó pero seguía cachondo. Metí ese palo poco a poco por su ano mientras él se manoseaba la polla. Le follé el culo con esa bandera en ese aseo mugriento mientras él gemía como una perra. Cada vez que ese palo entraba le daba unos azotes, me agarraba a uno de sus cachetes y le clavaba las uñas en él con fuerza. Fuera la gente gritaba y golpeaba la puerta casi al ritmo de su jadeos y sus gritos. Arañé su piel que quedó enrojecida. lo arañé tan fuerte que cuando se corrió casi me corro yo del placer de verle follado, arañado, usado por esa bandera, por ese palo. Su semen se estampó contra la pared dejando chorretes de lefa en los azulejos. Le agarré sin pensarlo del pelo y le estampé la cabeza contra esa pared, restregándole la cara por el semen que se deslizaba por ella. Lo miré a los ojos y le comí la boca llenándome también de esa lefa la cara. ¡Vamos guapo que tenemos más fotos que hacer!

 

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