Cita a ciegas

  Estaba un poco aburrida, siempre veía a la misma gente y los lugares que frecuentaba estaban más o menos vacíos. Decidí meterme en una de esas aplicaciones de ligoteo que todos conocemos a ver si pasaba el rato y conocía alguien interesante. Debía hacerme un perfil, primer conflicto, la foto. Quería parecer atractiva, pero sin asustar. Así que me puse una foto de perfil en la que se veía mi precioso cuerpo, con fondo rosa (que siempre da candor) y escribí unas cuantas frases copiadas de internet. No puse foto de cara porque no quería que nadie me reconociese.

 Enseguida acabé hablando con varios tipos a los que fui descartando, uno era muy básico y su conversación me aburría. Otro parecía más interesado en hablar de él que en conocerme a mí (su cuerpo, su trabajo, sus gustos, su todo), así que next. Otro de los chicos a la tercera frase ya me estaba mandando una fotopolla, tengo que decir que la tenía bastante pequeña, así que le bloqueé y seguí hablando con otro. Solo uno logró captar mi atención, era rápido de mente, hablador, simpático y tenía un punto pícaro sin parecer un cerdo baboso. Estuve horas hablando con ese  hombre sin verle tampoco la cara, había puesto una foto de Bob Esponja en lugar de la suya. Como la cosa se iba calentando y teníamos mucha química decidimos quedar para ponernos cara y...  ¡que coño! para pegar un buen polvo en caso de que me gustara.

Quedamos en un restaurante para cenar, pero al poco tiempo de haber quedado empezó a llover y tronar.  A mi la metereología no me arruina una noche de sexo, así que le dije de ir igualmente. Para saber quienes éramos habíamos acordado que él llevaría una camisa a rayas y yo un vestido amarillo. Aparecí en el restaurante diez minutos más tarde, no me gusta esperar así que prefiero que me esperen a mi. Eché un vistazo rápido y allí estaba él de espaldas con una camisa a rayas, era moreno y estaba solo en una mesa. Mientras me acercaba le iba mirando la espalda, era lo suficientemente ancha para agarrarme con fuerza a ella. Cuando me puse a su lado puse mi mano sobre su hombro y lo apreté. Él se giró y me miró directamente a los ojos. Era atractivo y tenía una bonita sonrisa. Me senté y llamé al camarero, mientras pedía la comida él me devoraba con la mirada. Pedí para los dos ensalada, diferentes carnes y un vino espumoso. Él no puso problema y me dejó elegir todo. Estaba bastante nerviosa, nunca había tenido una cita a ciegas. Para que no se notase mi nerviosismo empecé a hablar como una cotorra mientras él me miraba embobado.

A él se le veía bastante tranquilo y muy interesado en mirar como se marcaban mis pezones detrás de la fina tela del vestido. Corté un trozo de carne y se lo acerqué a la boca. ¡Prueba! le dije mientras empujaba la carne dentro de su boca. Se dejaba alimentar cosa que me ponía cachonda. Esta vez no fui tan fina y cogí entre mis dedos otro pedazo de carne y se lo metí en la boca. Él me chupó los dedos mientras me miraba a los ojos con cara de cerdo. Eso me puso mucho. La mesa era un abismo entre nosotros, le fui dando comida y metiendo mis dedos en su boca para que los chupase, me excitaba ver como su entrepierna se iba abultando cada vez que lamía mis deditos. ¡Quitate los zapatos! le ordené. Él se quedó sorprendido, pero me hizo caso. Quería pisarle sus pies desnudos mientras metía mis dedos en su boca. Le dolía pero aguantaba y su cara de placer y dolor me ponía a mil. 

El restaurante se empezó a vaciar y nosotros estábamos calientes como planchas. No llegamos al postre. Me fui a su sitio y me senté en la mesa delante de él. Su cuerpo quedó sujeto entre mis piernas y mis bragas quedaron expuestas ante él. Estaban húmedas, como mi coño. Lo miré fijamente, sus labios me atraían, quería morderlos, estirarlos, chuparlos. Él intentó lanzarse a mi boca pero se sorprendió cuando le solté un tortazo. ¡Chico malo! le dije mientras apretaba mis muslos contra él. ¡Quiero follarte! me dijo con voz casi suplicante. Me reí. Le acaricié la cara sin decir nada mientras acercaba un trozo de tarta  a su boca. Me volvía loca  verlo chupar y tragar. Le desabroché la camisa y me lancé a su cuello para chuparlo y lamerlo. Estaba excitadísima cuando vino el camarero a echarnos del restaurante. No me importó, me llevé a mi cerdo a casa para acabar el trabajo.

 


 Mesa, sillas y decoración: [Xplicit]  Cheri Dining Table (c,m) - @ Whore Couture

(con 358 animaciones Bento, Aeros y Physics compatible)

 

Comentarios

LO MÁS VISTO